Bajé yo primero, mi madre detrás. Perla, como se llamaba mi abuela, alzó la vista, tiró la escoba y corrió para 5 fundirnos, a ambas, su hija y nieta, en un abrazo³ fuerte y cálido. Al recordarlo, se me eriza el vello4, a la vez que las lágrimas recorren mis mejillas5. [] Cuánto echo de menos a mis abuelos6.